jueves, 25 de febrero de 2010

Lecturas del verano 2008 (I)

El verano me ha dejado tiempo para leer 3 libros, el primero es "Un día de cólera" de Arturo Pérez-Reverte (Alfaguara, 2007).

Este no es un libro al uso de Pérez-Reverte, no al menos de ninguno que yo haya leído. Para empezar la trama no esconde suspense (como por ejemplo en "El club Dumas") ya que los personajes no son ficticios y los hechos tampoco, con lo que se restringe mucho las posibilidades narrativas del autor. Tampoco tiene protagonistas atractivos, poderosos, como en "La reina del sur" o en "La piel del tambor", sino que el libro describe múltiples protagonistas, ni más ni menos que todas las personas que participaron en la revuelta contra los franceses el 2 de mayo de 1808 en Madrid. El autor no para de dar datos concretos sobre todos esos personajes, sus nombres, ocupaciones, lugares de residencia, y sobre los sitios donde tienen lugar los acontecimientos, (el libro viene acompañado de un plano de Madrid de esa época para que el lector no se pierda entre tanto nombre de calles y plazas), en un intento de acercarnos a todas esas personas que lucharon y muchas murieron ese día y el siguiente en las calles de Madrid. Porque el libro es en parte un homenaje a toda esa gente, de clase humilde la mayoría, que sin preparación militar ni apenas armas, luchó cuerpo a cuerpo contra el mayor ejército de la época y prendió, sin pretenderlo, la mecha que inició un levantamiento general contra el invasor en toda España. Pero esta sobrecarga de datos tiene como indeseable consecuencia que la lectura se vuelve lenta y poco atractiva a ratos, como si uno estuviera leyendo las páginas amarillas. Pero en seguida vuelve la narrativa vigorosa que caracteriza al autor y te sumerge en esa vorágine de violencia, sangre y pólvora en la que se sumergió Madrid durante un largo día. Las descripciones de los movimientos de las tropas napoleónicas y de las cargas de su caballería son tan realistas que no hace falta mucho esfuerzo para imaginarlas y verlas pasar en tu mente como en una película.
Aunque se podría catalogar como una novela histórica, al igual que la saga de El capitán Alatriste, no tiene su componente lúdico, de aventuras, de duelos de espadachines .
No es, desde luego, un libro patriotero: esas cosas se la refanfinflan al autor. El libro está plagado de críticas a la Junta de Gobierno, a los altos mandos militares, a la clase media, a la nobleza y al clero que, en su inmensa mayoría, no quisieron apoyar al pueblo cuando éste se levantó contra el invasor. Ni siquiera se salvan los protagonistas de la revuelta, esos hombres y mujeres de lo peor de Madrid que lucharon sólo por venganza y odio. Un libro, al fin, de relatos crudos, sin salva patrias ni banderas al viento. No es un libro de historia, pero sí un estupendo relato ficticio, pero lo más veraz posible, de esos trágicos sucesos.

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