viernes, 14 de julio de 2017

La Alta Edad Media. Las edades oscuras


 

Isaac Asimov
Alianza Editorial, 1982

Leer a Asimov era una tarea pendiente desde mi adolescencia ya que era el gran escritor de ciencia ficción de la época. Él imaginó un mundo poblado de robots inteligentes y en cambio hemos creado un mundo lleno de adolescentes chateando con sus móviles y jugando online. Los dos grandes avances de la tecnología no fueron previstos por la ciencia ficción del siglo XX, aunque afortunadamente tampoco se han cumplido los "mundos felices" de Huxley. Equivocarse no es siempre malo.
Pero Asimov es mucho más que un escritor de ciencia ficción. Sus múltiples intereses y sus bastos conocimientos unido a su estilo ameno le llevaron a cosechar igual éxito en el campo de la divulgación científica e histórica. Su saber universal y su interés en divulgar le convierten en un caso extraordinario dentro de la ciencia. Tan extraño como el de su coetaneo Carl Sagan y su programa televisivo Cosmos.
La alta Edad Media es un librito entretenido plagado de referencias a términos, toponimias y mitos actuales que aligeran la siempre pesada relación de fechas, batallas y reyes de los libros de historia. Las diferencias culturales y políticas entre el periodo narrado y el del lector se salvan ágilmente gracias a la sencillez narrativa, la ironía y la mirada escéptica de la naturaleza humana. Así la avaricia o la ineptitud de muchos poderosos, emperadores, reyes, nobles, generales, se presentan como las posibles razones de importantes sucesos históricos. 
Aunque el libro cumple con creces su tarea divulgativa, echo en falta un poco más de espacio entre tanto evento político y militar, para la descripción de las sociedades de aquel tiempo. Pero imagino que 200 páginas de un libro de bolsillo que intenta abarcar 5 siglos extremadamente tumultuosos no da para más.
Mi afición, tardía, a la historia y en particular a la Edad Media me ha llevado a leer varias noveles históricas basadas en este periodo e incluso a intentar también obras de no ficción. Una de ellas, a la que llegué por la simple atracción de su título, La época de las catedrales, se ha revelado un auténtico reto a mi falta de conocimientos en la materia. Su autor, Georges Duby, es un reconocido investigador de la época, pero la profundidad del libro ha hecho que necesite leer primero textos más sencillos, como el de Asimov, antes de poder entender el suyo. Este es un reto que mi pereza ha conseguido dilatar desde el 2005, año en el que compré el libro y en el que el primer intento de lectura llegó hasta el primer tercio de la obra, y que espero poder superar, quizá, estas vacaciones. ¡Qué optimista!

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